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Juan Antonio Cabezas

 

 

... mientras seguimos la conversación con Arturo Peyrot recorremos la sala bajo la sugestión agradable de estos dibujos a tinta china cromados con manchas de acuarela. Manchas mágicas, que parecen lanzadas al azar sobre el papel, pero que han sido diestramente dirigidas en sus tendencias cromáticas, hasta obtener esos curiosos efectos como de viejas filtraciones de  humedad en las "casas " de París o de Milán , esos pájaros de pura fantasía, o esas flores de una extraña  jardinería astral, puros estímulos de la imaginación. Y también esos toros y toritos de músculos apenas adivinados, pero tan cargados de ritmo y de símbolo.

 

La impresión que tenemos al final de este recorrido por la exposición de Peyrot, nos lleva a la conclusión de que Italia, en la pintura como en el cine, marcha a la cabeza de Europa, en esta etapa de la postguerra, como en los días del Renacimiento, Peyrot, como otros italianos que han pasado por Madrid, están de vuelta de los "ismos", por haberlos superado. Esos "ismos" que aquí están a punto de crear un esteril academicismo de vanguardia.

 

 

7 de Abril de 1952

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